Mens sana in corpore sano

Lo más importante en la vida es que lo más importante sea lo más importante

Fue la frase más excelente de Víctor Kuppers  en su conferencia a padres y antiguos alumnos el miércoles pasado en el colegio de mis hijos. Gracias Víctor, cuánta razón tienes, qué próximo y divertido te mostraste, qué buen rato nos hiciste pasar (que valioso es pasar un buen rato).

Y trataré de explicar un poco más la frase «Lo más importante en la vida es que lo más importante sea lo más importante»: según Kuppers hay un cálculo sencillo para ver si estamos siendo auténticos y para ser entusiastas: preguntarnos cuáles son las cosas más importantes de nuestra vida y después valorar, cuanto tiempo les dedicamos… seguro que la mayoría nos sorprenderemos de lo poco coherentes que somos y de los minutos, horas y días que se desvanecen dedicados a tareas muy lejos de lo que más nos importa. La clave del mensaje está en darnos cuenta de lo que es lo importante y actuar en consecuencia: si lo más importante es nuestra familia, dediquemos un rato cada día a sentarnos en el suelo y jugar con nuestros hijos pequeños, o escuchar las cosas que tienen que contarnos nuestros hijos mayores; si es nuestra pareja esforcémonos por hacerla feliz, si lo más importante no es el trabajo, no actuemos como si lo fuera dedicándole 1000 horas cada día y llevándonoslo a casa cada noche.

Otra idea genial que transmitió, es que todos somos bombillas, y podemos ir fundidos o a mil vatios. Las personas que brillan (los grandes) son los que dan luz, y el resto son los mediocres y la clave está en la actitud, la actitud es lo que hace de efecto multiplicador, los conocimientos y las habilidades cuentan, pero es la actitud la que marca la diferencia entre unas personas y otras, a pesar de un montón de conocimientos y de habilidades. ¿Y qué actitud? ser alegre. Para ser alegre nos propone poner buena cara, quejarnos lo mínimo, valorar lo que tenemos, ser agradecid@s, evitar discusiones y críticas, tener ilusiones, reírnos y ser cariños@s, procurar ser de las personas que luchan en vez de llorar, retirar las excusas de nuestro vocabulario habitual, cambiar el «es que» por el «que puedo hacer yo para»

Si tenemos esa actitud alegre brillamos y damos luz a otros, somos bombillas a mil vatios.

Los mensajes que transmite Víctor Kuppers son tan sabios como obvios, y todos los hemos oído en alguna ocasión, y está claro el bien que nos hace volverlos a oír tantas veces como sea necesario. La diferencia respecto a otras charlas  y lo que la hace interesante es su forma de comunicar, muy cercana, muy directa tanto, que incluso podría molestar a los sensibles.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.