Mens sana in corpore sano

Propósitos de año nuevo: Querer y poder, intentar y hacer

Dicen que el camino al infierno está lleno de propósitos no llevados a cabo. Y quien dice infierno dice vida infeliz e insatisfecha. Lo cierto es que cada vez que dejamos a medias algún reto u objetivo nuestra autoestima se resiente. Y cuantas más intenciones no satisfechas acumulamos, más gris e infeliz se vuelve nuestra vida.

Las personas más felices son aquellas que sienten que alcanzan y superan los retos y desafíos que les plantea la vida o los que se plantean ellas mismas. Es lo que muchos llaman «realizarse en la vida«.

El ser humano tiene necesidad de sentir que avanza, progresa, mejora… para ser feliz. Por eso es tan habitual que tengamos ilusiones, nos planteemos retos y fijemos objetivos cada cierto tiempo. La clave es hacerlo poniendo cabeza y corazón a partes iguales.

Elige tus propósitos con garantía de éxito: Piensa también en el cómo

Lo primero de todo es entender que «éxito» no siempre está relacionado con el resultado final, sino más bien con el proceso. En muchas ocasiones lo verdaderamente importante en la vida lo aprendes en el transcurso de alcanzar un objetivo, al margen de si llegas al desenlace previsto o no. Así que casi tan importante como el QUÉ quieres conseguir, es pensar en el CÓMO vas a conseguirlo.

Esto tiene dos ventajas claras:

  • Aumentan las posibilidades de lograr lo que te has planteado, pues tienes claro desde el principio los medios que vas a emplear para avanzar.
  • A la hora de hacer balance, vas a tener una mejor perspectiva de si has crecido, avanzado, mejorado, al margen de si has llegado al resultado pensado inicialmente.

querer es poder

No hay peor error que confundir el qué con el cómo, es decir, el objetivo con los medios. Por ejemplo, el típico propósito de «ir más al gimnasio». Piénsalo bien; eso no es un objetivo, es un medio. Si tu propósito se limita a ir dos días al gimnasio, lo más probable es que acabes fracasando. ¿Para qué quieres ir al gimnasio? En todo caso el objetivo sería estar en forma, ganar músculo, rebajar sobrepeso, prepararte para poder practicar algún deporte exigente… y el gimnasio con una determinada regularidad sería un medio.

Si te equivocas o te quedas a medias definiendo tus propósitos, lo más normal es que fracases, o que sientas que has fracasado. Pero si lo haces bien, disfrutarás del proceso tanto o más que del resultado en sí mismo.

Y ahora sí, ¿cuáles son tus propósitos para este nuevo año?

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