Cuídate con mucho gusto con Astrid Barqué

La magia de la bondad

plumvillage

He conocido a Thích Nhất Hạnh y me ha devuelto la esperanza.

Este verano ha empezado especialmente convulso, atentados en Francia, en Alemania, noticias cada día más terribles y un ambiente de tristeza y miedo que ha contagiado a todos los ciudadanos de bien.

Un hombre, en silla de ruedas, con movilidad muy limitada y mirada penetrante me ha reforzado la confianza. Ese hombre es Thay, como llaman en Plum Village a Thích Nhất Hạnh, el paraíso de la calma que creó en el Sur de Francia.

He pasado una semana en Plum Village con muchas otras familias, de hecho el día que vimos a Thay debíamos estar reunidas alrededor de 800 personas sino más. Apareció muy discretamente en los jardines donde unos paseaban, otros jugaban y otros hacían picnic, acompañado de varios monjes que le llevaban la silla y le protegían del sol. De repente se hizo el silencio, una especie de suspiro mágico nos envolvió a todos que no pudimos hacer otra cosa que en silencio, acompañar el paseo de ese hombre de 90 años. En ese momento no había casi mil personas, éramos todos uno, y Thay nos miró a los ojos y nos habló, en silencio, sobre la paz, el no juicio y el amor.

Yo no soy nada mitómana, ni adicta a los maestros espirituales, pero sé reconocer a las almas puras elevadas que han venido a este mundo a cambiar cosas. Thay es uno de ellos, si tenéis dudas solo tenéis que leer su biografía. Activista por la paz , Martin Luther King lo nominó para el Premio Nobel de la Paz de 1967. En su nominación el Dr. King dijo: «No conozco personalmente a nadie que merezca más (este premio) que este amable monje vietnamita. Sus ideas para la paz, si se aplicasen, levantarían un monumento al ecumenismo, a la fraternidad universal, a la humanidad». Ha creado escuelas, universidades, órdenes religiosas, ha escrito más de 100 libros y todo para defender la paz.

Pero no fueron los 100 libros sino la pureza de su mirada y cómo uno a uno la fue posando sobre todos los que le rodeábamos, deteniéndose especialmente en los niños la que me hizo sentirme bendecida por haber podido coincidir con un hombre, capaz de conseguir que una muchedumbre palpitara como un solo corazón y de transformar el miedo en ilusión.

Aquí más información sobre Thích Nhất Hạnh.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.