Cuídate con mucho gusto con Astrid Barqué

Aliméntate para la exposición al sol

Con la llegada de las buenas temperaturas y el verano a la vuelta de la esquina, casi todos esperamos lucir una piel bronceada, que nos favorezca. El sol es una fuente de vida y salud. Gracias a su energía vivimos todos los seres vivos de la tierra, pero precisamente debido a su elevadísima energía tiene también la capacidad de producir graves daños en la piel si no ponemos un poco de cuidado.

Las plantas necesitan la luz del sol para su supervivencia, pues utilizan su energía para transformar los elementos minerales en materia viva (hidratos de carbono, grasas y proteínas). Nosotros necesitamos exponernos diariamente la luz del sol para poder producir vitamina D, esencial para la salud de nuestros huesos, para el crecimiento y para mantener una buena musculatura. Pero si tomamos el sol en exceso, cosa que solemos hacer casi todos en verano, los rayos del sol pueden producir daños en nuestra piel, como quemaduras, debilitamiento e inflamación, favorecimiento de los procesos de envejecimiento debido al efecto de los radicales libre y en los casos más graves puede llegar a producir hasta melanomas.

Yo os recomendaría principalmente que evitaseis tomar el sol en las horas de máxima incidencia solar, que son las horas del mediodía (de doce a cuatro), y que si lo hacéis utilicéis siempre protectores solares adecuados a vuestro tipo de piel. Además de estos cuidados directos podemos ayudar a nuestra piel a través de la alimentación, ya que una buena dieta nos ayudará a preparar la piel para que afronte de la mejor manera posible la exposición al sol. Los alimentos que no deben faltar en vuestro día a día durante las próximas semanas son los siguientes:

Frutas y verduras, contienen nutrientes esenciales para la salud de la piel como son los betacarotenos, la vitamina C y fitonutrientes antioxidantes.  Consume al menos 3 frutas al día (fresas, albaricoques, melón, nísperos) y dos raciones de verduras (especialmente las de color roja-naranja intenso y las de hoja verde), tomar una zanahoria al día de aquí al verano aportará a tu piel una ayuda extra frente al sol.

•    La vitamina C es fundamental para producir el colágeno de la piel, dándole estructura y elasticidad. Además funciona como un potente antioxidante que la protege frente al daño de los radicales libres. Las frutas más ricas en vitamina C son los kiwis, las fresas y los cítricos, entre las hortalizas están el tomate, el pimiento rojo y el perejil.?
•    Los betacarotenos son los pigmentos que dan a las frutas y verduras su color rojo-anaranjado. Los betacarotenos favorecen los procesos de bronceado de la piel, ya que activan la formación de melanina y son trasformados en el cuerpo en vitamina A, que es uno de los nutrientes más importantes para la piel. Los betacarotenos también tienen una función antioxidante muy importante, ayudando a paliar los daños producidos por el sol neutralizando los radicales libres. Las zanahorias son los vegetales más ricos en betacarotenos, aunque también los encontrarás en la calabaza, el boniato y los pimientos rojos. Otros vegetales verdes como el brócoli, las acelgas o espinacas también son fuentes excelentes de betacarotenos, cuyo color queda enmascarado por la clorofila. Entre las frutas más ricas están los albaricoques, los nísperos y los melones amarillos.?

•    Todas las frutas y verduras son ricas en fitonutrientes (taninos, licopeno, flavonoides, etc) con funciones antioxidantes, antiinflamatorias, etc, que ayudan a mantener la piel en buen estado y a evitar su envejecimiento.?

•    Puedes prepararte deliciosos batidos, zumos o macedonias de frutas consiguiendo un auténtico cóctel antioxidante. Con las verduras pasa lo mismo, puedes preparar cremas frías de zanahoria y calabaza, el tradicional gazpacho o una ensalada de tomate y perejil fresco, todas ellas ricas en betacarotenos y antioxidantes.
Incluye en tu día a día un puñadito de frutos secos, son una buena fuente de vitamina E y selenio, ambos potentes antioxidantes que ayudarán a contrarrestar los efectos nocivos de los rayos solares.

Las grasas omega 3, presentes sobre todo en los pescados azules, en las nueces y en las semillas de sésamo y chía, tienen efectos antiinflamatorios que ayudarán a calmar tu piel después de una excesiva exposición al sol. También ayudan a mejorar la estructura y el aspecto de la piel. Por estas razones no olvides incluir estos alimentos en tu dieta habitual.

Y por último, pero no por ello menos importante, tenemos que tener en cuenta que las altas temperaturas  y la exposición solar hacen que nuestra piel se deshidrate, y que por tanto aparezca seca y apagada. Por ello, ahora más que nunca y si queremos que nuestra piel tenga un aspecto saludable y lleno de vida, además de todos alimentos anteriores debemos hidratarnos con abundantes líquidos (agua, infusiones frías, zumos de frutas, sopas frías) durante todo el día, que aparte de calmar nuestra sed ayudarán a que nuestra piel luzca siempre hidratada y tersa.

Seguro que con estos consejos podrás disfrutar de sol (con moderación) y lucir una piel bronceada y saludable durante todo el verano. Y no olvides que los daños que produce el sol se acumulan para siempre, y que es importante tomarlo con precaución!

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